Me parece interesante lo comentado por benig, que seguramente en las tropecientas páginas de este hilo ya se habrá comentado en numerosas ocasiones pero que es un tema que siempre está ahí y que genera mucha controversia. Hay que distinguir entre las percepciones personales y lo que dicen los datos. En muchas ocasiones van de la mano, pero en otras no. Ya comenté en el seguimiento de modelos la diferencia entre datos objetivos y percepciones subjetivas. Uno puede tener la sensación que en su ubicación ha sido el peor enero que ha vivido, en cuanto a temperaturas elevadas y a pocas precipitaciones, pero luego uno va a los datos de esa ubicación y a lo mejor resulta que ha sido un enero del montón para su ubicación, sin extremismos. Pero cuando uno va a los datos, ahí si que no hay ni trampa ni cartón. Como bien apunta benig los datos del puerto de Navacerrada o de Molina de Aragón nos están diciendo que la tendencia en cuanto a temperaturas es ascendente, sin ningún género de dudas. Ahora bien, como también apunta benig, en climatología no podemos hablar de periodos de tiempo de décadas porque pueden distorsionar la realidad. Hay que irse a siglos para poner los datos en contexto y ahí es donde cojeamos continuamente por una cuestión obvia, no había toma de datos antes del siglo XX. Se hacen extrapolaciones, se analizan indirectamente huellas que nos pueden dar una idea de las temperaturas que hemos tenido en los siglos pasados (huellas geológicas, huellas hidrológicas, documentos escritos, huellas en árboles centenarios, etc), pero no hay una calidad en los datos suficiente como si empezamos a tener en el siglo XX. Además que centrarnos en una porción del globo tan pequeña como la nuestra para sacar conclusiones climatológicas de si hace más calor o llueve menos que hace décadas también puede provocar una distorsión de la realidad puesto que a lo mejor aquí hemos observado una inercia en temperaturas claramente ascendente, pero si analizamos otra porción del globo igual de pequeña que la nuestra a lo mejor en estos últimos lustros han ido en sentido contrario. Hay que analizar el conjunto y con los datos en la mano es una obviedad que las temperaturas medias en la Tierra en su conjunto son algo más elevadas que hace unas cuantas décadas. Pero si vamos al detalle y al localismo eso va por barrios. No en todos los lugares lo están viviendo de la misma manera y además no podemos quedarnos con este invierno lamentable en cuanto a precipitaciones escasas que al ser tan escasas pues obviamente no dejan ver nieve en las montañas, más por falta de precipitaciones que por temperaturas elevadas. Si hubiéramos tenido unas precipitaciones generosas en diciembre y enero, ahora tendríamos las montañas con nieve a pesar de las temperaturas anormalmente altas. Pero claro, nuestra percepción al ver las montañas peladas de nieve es que no hemos tenido temperaturas invernales y no es del todo cierto. En el Puerto de Navacerrada por ejemplo, en cuanto a temperaturas hemos tenido medio mes lamentable en diciembre con temperaturas máximas muy por encima de su media climática, y también en parte de enero, pero en cambio en las mínimas no se ve tanta distorsión positiva. Y si vamos a noviembre ha estado por debajo de su media climática en cuanto a temperaturas. Quiero decir con esto, que hay que ver el conjunto, tanto geográficamente, como temporalmente. Puede ser que hayamos tenido un mes y medio malo en cuanto a temperaturas, pero si al final se compensa con otro mes y medio bueno, pues a lo mejor acabamos con temperaturas en la media climática al final del año. La climatología no entiende de impaciencias ni de cortoplacismos, ni de estaciones estancas, es decir, podemos tener un invierno nefasto en cuanto a temperaturas por encima de la media climática, precipitaciones por debajo de la media, y luego llegar una primavera más fría que la media y más lluviosa que la media dando como resultado un empate al final del partido.