Hoy he madrugado un poquito, es tiempo de poder escuchar el trino de numerosas aves, que están inmiscuidas en sus cortejos nupciales, como todos los años. El frío y lo gris de la mañana, no las retrae y la mañana es una sinfonía sin parangón. Los mirlos (Tordus merula), han dado el do de pecho, así estarán ahora unos cuantos días.
Los zorzales, también han colaborado y entre sus potentes y melódicos trinos se mezclaban las de un sin fin de insectívoras y fringilidos e incluso algunos pitos se han animado aportando sus notas, merece la pena deleitarse con estos conciertos matinales.
El campo sigue muy parado. Los melocotoneros, cerezos, endrinos, alisos, sauces y chopos, por nombrar algunos, se mantienen aún en estados fenologicos bajos entre el el C y el D, en el caso de sauces ya alcanzan el F y G.
Solo los ciruelos orientales (Prunus pisardi purpurea y alba), ciruelos silvestres (Prunus domestica silvestris) y las mimosas (Acacia dalbata), son los únicos que desafían las condiciones meteorologicas de este final de invierno.
En los campos, las tierras de cultivo, poco o nada se pueden laborear, los terrenos siguen muy pesados y al borde la saturación.
Timidamente crece la hierba en las vegas y sotos del valle y comienzan la floración , muy lenta de numerosas herbáceas de temporada.
La fauna silvestre, llega a los albores de la primavera, muy castigada por las condiciones de este invierno y es común en los paseos por el monte encontrarse animales muertos, normalmente cérvidos, por inanición o por enfermedades derivadas de las duras condiciones a las que han estado sometidos.