Aqui está la entrevista:
Tras publicar ‘Los grillos son un termómetro’, Mario Picazo, el hombre del tiempo de Tele 5, prepara un libro sobre cambios climáticos
–¿Qué está pasando?
–Muchas teorías sostienen que vamos hacia un calentamiento global, mientras otras, que parecen más demostrables, dicen todo lo contrario; que este calentamiento es un preámbulo de una época glacial inminente.
–¿A quién hacer caso?
–Algunos científicos creen que esto no pasará dentro 150 años, sino en los próximos 10 ó 15, y que el Norte de España quedará bajo un manto de hielo durante gran parte del año. Mucha gente sólo piensa en el calentamiento global, pero no mira más allá.
–Pero la Tierra se calienta, ¿no?
–Es verdad, pero somos un poco alarmistas. Algunos expertos lo consideran incluso positivo porque interpretan que el calentamiento global suavizará algo la entrada de la próxima época glacial.
–Bilbao marcó hace un par de semanas temperaturas máximas de España, propias de verano, y ahora hace un frío del carajo, lógico de enero. ¿Cómo se explica esto?
–Yo viví en Bilbao un par de años y me encontré en pleno enero y febrero con treinta y picos grados. O sea, que es puntual y puede ocurrir por los vientos del suroeste.
–¿Síntoma de que el cambio climático está a la vuelta de la esquina?
–Estas cosas son tan locales que es muy difícil asociarlas con un cambio climático a nivel global.
–¿Por qué los inviernos ya no son tan fríos como antes?
–Por ciclicidad. La Tierra ha sufrido ciclos naturales de cambios climáticos durante toda su historia.
–¿Cómo se predice el tiempo?
–(Risas.) Se recopilan los datos de miles de estaciones meteorológicas distribuidas por todo el planeta y el meteorólogo analiza e interpreta mapas.
–En la época de satélites, ¿Mario sigue mirando al cielo?
–Ja, ja. Sí. ¡Igual que el pastor del Gorbea!
–¿Interpreta las señales que emite?
–Claro. Lo que pasa que las señales son locales. Si yo miro al cielo aquí (vive en la sierra de Madrid), conozco qué va a pasar en esta zona, pero sólo aquí cerca.
–Por si acaso, ¿mantiene la costumbre, nada más levantarse, de mirar al cielo para ver si acertó?
–Ja, ja. En días como hoy, que hace sol, no me preocupo mucho porque sé que no puede haber error. Pero esos días que haces una predicción y sale raro, lo primero que hago es abrir la persiana y ver qué pasa fuera; ¡aunque me esté haciendo pis!
Oficio complicado
–¿Por qué se equivocan tanto los hombres del tiempo?
–Es complicado explicar con un símbolo lo que pasa en el País Vasco, donde el tiempo es tan variable. Y la gente se fija mucho en el símbolo que aparece en el mapa, sin escuchar al meteorólogo. A lo mejor pongo un chubasco en Bilbao, pero digo: ‘Por la mañana, los cielos van a estar despejados, y a lo largo del día irán llegando nubes y lloverá por la tarde’. Entonces, el que ve el chubasco, se levanta por la mañana y dice: ‘Jo, aquí no está lloviendo’. ¡Y ya la hemos cagado! Por la limitación de tiempo, la información tiende a ser más general.
–No se quejarán. Salen a las mañanas , tardes, noches y madrugadas.
–Sí. Eso no es problema. El problema es la duración y la duración es un minuto o minuto y medio.
–¿Sigue creyendo que es una profesión desagradecida la del meteorólogo que aparece en la tele?
–¡De las que más! Si el pronóstico es perfecto, no dirán ni mu. Si aciertas, nadie te echa flores. Pero ¡ay como falles y haya un error!
–¿Siente los errores?
–¡Claro! Como meteorólogo sufro mucho cuando me equivoco.
–¡Tienen de uñas a los hosteleros!
–Ja, ja. Parece que tengamos una guerra, sobre todo, con los del norte. Siempre digo que el Cantábrico es muy bonito con lluvia, con sol y comiendo, pero deben entender que si hacemos una predicción y nos equivocamos, que es posible, no lo hacemos con intención.
–La meteorología popular da en el clavo.
–La meteorología, cuanto más local, más precisa. Pero en España no es nada fácil realizar las predicciones meteorológicas.
–¿Por qué?
–La geografía y la orografía es de locos. No sucede como en Inglaterra, donde te dicen por la tele que mañana a las cuatro va empezar a llover en Londres y a las cuatro en punto está lloviendo.
–¿Y eso?
–Porque es un país muy llano. Los frentes del Atlántico están casi cronometrados cuándo y cómo van a llegar.
–¿Por qué a la gente le preocupa cada vez más el tiempo?
–En los años de Mariano Medina, casi todo el mundo que escuchaba el tiempo eran agricultores, marineros, ganaderos...
–¿Y?
–Hoy en día la meteorología es compartida en gran masa por la gente urbanita. Quien piensa irse de vacaciones y tiene que gastarse un dineral, no lo hará si sabe que el tiempo va a ser adverso.
–¿Mariano Medina tenía más credibilidad?
–Hombre, también había el tópico de si decía que mañana iba a hacer sol, quería decir que llovería. Le doy mucho crédito por los medios que tenía, pero sus pronósticos eran mucho más erróneos. Dependía de los barcos que había en el Atlántico que les mandaban mensajes y le decían: ¡Que llega una borrasca’. Y él lo decía.
–Se asocia el sol con el buen tiempo y, sin embargo, mi abuelo, que era ganadero, se ponía enfermo cada vez que calentaba en verano.
–¡Qué razón! No podemos salir y decir: ‘Mañana, buen tiempo’ Para algunos, el sol, lo es, pero, para muchos, es malísimo porque los pastos se le secan y la cosecha se les va al traste. ¡Cuidado con esto!