Me parece más conveniente apostar por la responsabilidad y la libertad individual, en muchos campos, pero aún más en uno tan complicado y subjetivo como la montaña.
Hay montañeros que defienden que lo más bello de la montaña es la exposición, el conocimiento responsable de que te la estás jugando ante determinados retos.
Yo voy a la montaña de manera muy conservadora, con algo de equipo, y me doy sin orgullo la vuelta si la dificultad supera mi umbral de la tranquilidad (¡y aún así veo los riesgos!). Pero me parece admirable la gente que persevera y arriesga (de manera consciente, insisto).
Inevitablemente va a haber accidentes por gente que no ha valorado bien el riesgo (no eran conscientes del todo) o bien por la propia fatalidad (un error, un alud, cambia el tiempo, se suelta el crampón). Siempre hay riesgo, da igual lo que hagas. Lo importante es que seamos conscientes de él. Por eso creo que no tenemos que escandalizarnos cuando hay muertes en montaña. Mañana me puede tocar a mí, pero es un riesgo que he asumido al salir de casa, no tengo nada que exigir.
Qué difícil es ser liberal en el mundo de hoy!