Hola a todos.
Hace mucho tiempo que este hilo está parado, así que vamos a animarlo un poco. Se trata de traer aquí la teoría de Ferenc Miskolczi (se puede buscar fácilmente en internet, aunque aquí sólo ha aparecido de pasada) y discutir sobre sus consecuencias.
Su idea es que, en un planeta con suficiente cantidad de agua (como es el nuestro), el espesor óptico de la atmósfera para la radiación infrarroja tiende a mantenerse constante, en promedio, a lo largo del tiempo. De esta forma, si la proporción de un gas de efecto invernadero aumenta y la atmósfera tiende a calentarse, debe producirse una disminución de la cantidad de vapor de agua atmosférico que permita volver de nuevo al equilibrio. Y viceversa, si la cantidad de GEI,s distintos del agua disminuye, se producirá un aumento del vapor de agua presente en la atmósfera. Como el vapor de agua es, con mucho, el GEI más abundante, bastaría una variación relativa casi inapreciable en su proporción para anular el efecto debido a cualquier cambio en los demás. Por otra parte, resultaría bastante difícil detectar ese pequeño cambio relativo en la proporción media del vapor de agua atmosférico, dada su enorme y rápida variabilidad espacial y temporal.
Esta teoría tiene muchos seguidores y detractores que siguen discutiendo desde que apareció en 2007. La mayor parte de las discusiones se centra en las premisas que permiten llegar teóricamente a la conclusión de que el espesor óptico atmosférico para la radiación infrarroja es constante, y tengo que reconocer que me pierdo un poco en ellas. De todas formas, estas premisas no han sido todavía refutadas en un artículo "peer reviewed", por lo que no se pueden rechazar rotundamente. Así que, dándolas, de momento, por válidas, me voy a centrar en otro aspecto de la discusión: ¿cómo es posible que en una atmósfera más cálida y, por tanto, con mayor capacidad para contener vapor de agua, se produzca una disminución, aunque sea pequeña, del mismo?
La respuesta podría estar en una pequeña intensificación de la convección profunda. En un proceso de convección profunda, el vapor de agua presente en los niveles bajos de la atmósfera (donde es más abundante) se condensa y cae de nuevo a la superficie en forma de agua líquida o sólida. Aunque la estrecha columna de aire afectada por la tormenta pueda haber quedado más humedecida que antes, si tenemos en cuenta la gran cantidad de vapor que se ha quitado de capas bajas, vemos que, en conjunto, la porción de atmósfera afectada por la tormenta se ha desecado y la radiación de superficie puede escapar más fácilmente al exterior. Este efecto es más intenso cuanto mayor es la cantidad inicial de humedad en niveles bajos. Para ello basta comparar lo fresquita que es la noche siguiente a una tormenta con una buena cantidad inicial de vapor en niveles bajos y precipitación abundante frente a lo bochornosa que resulta la noche siguiente a una tormenta de las que se producen en las masas de aire saharianas, con poca humedad inicial en niveles bajos y que sólo dan cuatro gotas.
En fin, la idea es que un pequeño calentamiento debido al incremento de los GEI,s provocaría inicialmente un aumento de la humedad absoluta en niveles bajos, pero, con más calor y humedad, la convección profunda se intensificaría un poco y esto llevaría al efecto contrario, es decir, a una mayor pérdida de calor por radiación desde superficie que restablecería el "equilibrio" inicial. Por supuesto, para que esto ocurra hace falta que haya una fuente de humedad en niveles bajos, es decir, que el planeta sea rico en agua. Al respecto, resulta interesante comprobar en el artículo de Miskolczi que prácticamente todos los sondeos estudiados, correspondientes a un periodo de 61 años, proporcionan un espesor óptico constante en promedio; la excepción son los sondeos correspondientes a áreas desérticas alejadas del mar.
A ver si esto se mueve, aunque sea contra mí... skolczi
Saludos