Los 100.000 peligros que acechan al Atlantis en su misión al Hubble La misión de servicio del Atlantis al telescopio espacial Hubble será el próximo mes una de las más peligrosas en la historia de los transbordadores, especialmente por la basura espacial que circunda la tierra.
Esa basura que se encuentra mayormente en la órbita del telescopio Hubble, puede complicar esta misión en la que los astronautas tendrán que operar sin el abrigo de la Estación Espacial Internacional.
Durante la misión STS-125 del Atlantis, dos de sus astronautas realizarán cinco caminatas durante las que instalarán nuevas baterías, cámaras y giroscopios para permitir que el observatorio continúe su tarea, lejos de la distorsión atmosférica.
A diferencia de las misiones a la EEI en las que los "caminantes" espaciales contaban con el recurso de ingresar rápidamente al complejo en caso de emergencia, en esta ocasión sólo estará junto a ellos el transbordador y el Hubble no tiene espacio para ellos.
Tampoco contarán con el mismo tipo de asistencia que les proporcionaba un especialista desde la EEI.
Las autoridades de la NASA aseguran que se han tomado todas las medidas para afrontar una emergencia y que el Endeavour estará listo en su plataforma del Centro Espacial Kennedy, en Florida, para partir en auxilio de los tripulantes del Atlantis si fuera necesario.
Lo que está fuera de su control son los meteoritos y los más de 100.000 trozos o escombros que pululan por el espacio y que son todavía más abundantes en la órbita del Hubble, a poco más de 500 kilómetros de la superficie terrestre.
Se trata de restos de nave, tornillos, trozos de satélites y otra "basura" cuyo tamaño va desde unos pocos milímetros hasta varios metros, y que comenzaron a acumularse desde 1965, cuando el astronauta estadounidense Ed White, el primer caminante espacial, perdió un guante de repuesto durante su paseo extravehicular.
Esos objetos se desplazan a unos 35.000 kilómetros por hora y a esa velocidad cualquier impacto en la nave podría ser catastrófico, según los expertos.
"Ese es nuestro mayor peligro", dijo esta semana John Shannon, director del programa de transbordadores en una conferencia de prensa desde el Centro Espacial Johnson, de la NASA, en Houston (Texas).
Nicholas Johnson, científico de la NASA en Houston, manifestó a la revista National Geographic que "este es un creciente problema ambiental".
El científico reveló que ya para 2006, la Red de Vigilancia Espacial de EEUU seguía de cerca más de 13.000 objetos hechos por el hombre de más de 10 centímetros de diámetro que giran en órbita terrestre.
"De ellos, más del 40 por ciento proviene de trozos de naves especiales y secciones de cohetes", señaló.
A la concentración de basura espacial se sumó este año la desintegración de un satélite ruso de vigilancia, el derribo por la Marina de EEUU de un satélite espía y una prueba antisatélites hecha por China, dijo Shannon.
Otro escombro espacial es el módulo Julio Verne de la Agencia Espacial Europea que la semana pasada se desprendió de la EEI y que a finales de este mes comenzará a descender hasta desintegrarse en su choque con la atmósfera.
Sus restos caerán sobre una zona desolada del océano Pacífico, dijo un portavoz del Centro Espacial Johnson.
Según Shannon, las posibilidades matemáticas de que uno de esos trozos de material impacte contra alguno de los astronautas son de 1 en 185.
Cuando se trata de tareas realizadas en torno a la EEI, esas posibilidades son de 1 en 300, agregó.
El comienzo de la misión del Atlantis con siete tripulantes a bordo está previsto para el 10 de octubre, pero podría cancelarse si el administrador de la agencia espacial estadounidense, Michael Griffin, determina que es demasiado peligrosa.
Sería la segunda cancelación que sufre el Hubble desde 2003 cuando la NASA decidió no realizar una misión de servicio tras la desintegración del transbordador Columbia al regreso de una misión científica.
Y si finalmente se realiza, esa misión de servicio será la última para el Hubble, el más fructífero instrumento de la astronomía que una vez que se desgaste y deje de funcionar en los próximos años se convertirá en una parte más de la "basura" espacial que gira en torno a la Tierra
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