Aunque sé que es muy aventurado lo que voy a decir, permitidme que apunte un pronóstico optimista. Evidentemente no podrá estar basado en ningún conocimiento infalible (si así fuera sobrarían todos los modelos).
Sin embargo algo me dice que la cosa ha cambiado. Creo que nos encontramos en un punto de inflexión de la dinámica general de precipitaciones de los últimos meses.
De momento, a corto plazo parece que el yet circula por latitudes más bajas y parece que un carrusel de borrascas nos irán afectando de lleno. Borrascas que no sólo descargarán en la fachada atlántica y zona centro, sino que llegarán también hacia el interior del levante. Estas borrascas, por sí mismas, ya mitigarán en gran medida el tema de la recarga de los embalses más castigados por la, hasta ahora, insuficiente lluvia. Recordad que el suelo ya está saturado y a poco que llueva se generará gran escorrentía. Además, ahora mismo, aún son muy cortos los días y muy baja la evapotranspiración (esto favorece la escorrentía y la acumulación de agua en los pantanos).
Es inevitable que los anticiclones se posicionen de nuevo en zonas que corten el paso de los frentes, pero estos anticiclones no serán demasiado estables y volverán a dejar paso a las borrascas.
Hay que tener en cuenta que aún quedan 4 meses muy propicios para las lluvias y que los modelos de predicción no se parecen en absoluto a los que teníamos a principios de año.
Fijaos cómo en tan sólo un par de semanas de buenas lluvias, un pantano puede pasar de tener un 15% de volumen de agua embalsada a disponer de un 60% (es algo que parece casi un milagro, pero que sucede más a menudo de lo que pensamos).
¿Es tan difícil que se puedan recoger en dos semanas (y en cabecera de ríos), 150 ó 200 mm? Esto no son más que 4 ó 5 días buenos de lluvia. Bien, pues esta precipitación, teniendo en cuenta las condiciones actuales de humedad en el suelo, significan 1.500 m3/ha (ó 0,15 Hm3/km2) de escorrentía; y, ¿cuál es la superficie de la cuenca de los embalses? ¿varios km2?...
Yo he visto llenarse las Lagunas de Ruidera, el pantano de Peñarroya, y parte del déficit acumulado en el acuífero 23 (todo en el mismo episodio), en muy pocos días. Esto sucedió tras un periodo de lluvias relativamente frecuentes y abundantes tras la sequía del 95 (al menos en mi zona, peor sequía que la actual).
Los "magníficos" hidrogeólogos del Ministerio predecían unos años antes que esto era imposible. La realidad de los hechos acaba por ponernos a cada uno en nuestro sitio.
Hay cantidad de agoreros que pronostican más y más catástrofes. Y claro, ¡aciertan!. Lo mismo que yo si pronostico lo contrario. Y, ¿sabéis por qué sucede esto?..., porque todo, absolutamente todo, sucede tarde o temprano.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente no hacen más que arrojarnos la idea de que estamos en la peor sequía de la historia (seguro que es mentira). Además, afortunadamente superada ya en gran parte del territorio. Cuando lo que hay que hacer es infraestructuras y buenos planes de gestión. Las lluvias son caprichosas. Los periodos de sequía y lluvia se suceden en nuestra geografía de forma irregular desde antes de la edad moderna.
Si tenemos problemas cuando ha habido dos años en los que no ha llovido suficiente, qué pasará cuando nos enfrentemos con una sequía de 5 o 10 años (que la habrá).
Efectívamente, tendremos que ser prudentes con la demanda de agua, tendremos que ser cuidadosos con la contaminación, tendremos que ser sensibles con los animales, bien, esto es elemental y razonable desde todo punto de vista... pero hemos pasado de sentirnos pecadores amenazados con las penas del infierno por una religión mal entendida a sentirnos contaminadores y criminales amenazados por un cambio climático que nos condenará a la ebullición del planeta por una ecología mal entendida.