La temperatura promedio de la Tierra ha variado dentro de un rango de unos 3 °C durante los últimos 3,000 años. En la actualidad está aumentando a medida que la Tierra se recupera del período conocido como la Pequeña Edad de Hielo, como se muestra en la Figura 1. George Washington y su ejército estuvieron en el valle Forge durante la época más fría en 1,500 años, pero aún entonces la temperatura no estuvo más que aproximadamente 1° centígrado por debajo del promedio de 3,000 años.
La parte más reciente de éste período de calentamiento queda reflejada por el acortamiento de los glaciares del mundo, como se muestra en la Figura 2. Los glaciares normalmente se alargan ó acortan en una correlación retrasada con las tendencias de enfriamiento y calentamiento. Los acortamientos tienen un retraso de unos 20 años con respecto a las temperaturas, de manera que el calentamiento actual empezó cerca del 1800.
La temperatura atmosférica es regulada por el sol, que fluctúa en actividad como se muestra en la Figura 3; por el efecto de gases de invernadero, mayormente causado por el vapor de agua atmosférico (H2O); y por otros fenómenos que son aún más pobremente entendidos. Mientras que el principal gas de invernadero H2O calienta substancialmente a la Tierra, gases de invernadero menores tales como el CO2 tienen un efecto pequeño, como se muestra en las Figuras 2 y 3. El incremento sextuplicado en el uso de hidrocarburos desde 1940 no ha tenido un efecto notable sobre la temperatura atmosférica ó sobre los acortamientos de las longitudes de los glaciares.
Mientras que la Figura 1 es ilustrativa de la mayoría de las localidades geográficas, existe una gran variabilidad en los registros de temperatura en muchos lugares y regiones climáticas. Encuestas comprensivas de registros públicos de temperaturas confirman las características principales de la Figura 1, incluyendo el hecho de que la temperatura actual de la Tierra es aproximadamente 1 °C menor que durante el período Climático Optimo Medieval de hace 1,000 años.11,12
Las temperaturas superficiales en los Estados Unidos durante el siglo pasado reflejan esta tendencia natural de calentamiento y su correlación con la actividad solar, como se muestra en la Figuras 4 y 5. Las temperaturas superficiales compiladas en los EUA se han incrementado unos 0.5 °C por siglo, lo cual es consistente con otros valores históricos de 0.4 a 0.5 °C por siglo durante la recuperación desde la Pequeña Edad de Hielo.13-17 Este cambio de temperatura es ligero en comparación con otras variaciones naturales, como se muestra en la Figura 6. Tres tendencias intermedias son evidentes, incluyendo la tendencia de disminución de temperaturas de 1940 a 1975 que justificó los temores de “enfriamiento global” en los 1970s.
Entre 1900 y 2000, en escalas absolutas de radiación solar y grados Kelvin, la actividad solar aumentó 0.19%, mientras que el cambio de temperatura de 0.5 °C es un 0.21%. Esto está en Buena concordancia con estimaciones de que la temperatura de la Tierra se reduciría en 0.6 °C a través de un bloqueo de 0.2% del sol a base de partículas atmosféricas.18
La actividad solar y la temperatura superficial de los EUA están estrechamente correlacionadas, como muestra la Figura 5, pero ésta misma temperatura y la utilización mundial de hidrocarburos no correlacionan, como indica la Figura 13.
El cambio de las temperaturas en los EUA es tan leve que, si los cambios de temperatura que han sucedido durante los siglos 20 y 21 ocurrieran dentro de una habitación ordinaria, la mayoría de las personas en éste cuarto ni siquiera se darían cuenta de ello.
Durante el actual período de recuperación de la Pequeña Edad de Hielo, el clima de los EUA ha mejorado en cierta forma, con más precipitación pluvial, menos tornados, y sin incremento en actividad de huracanes, como se ilustra en las Figuras 7 a la 10. El nivel de los mares ha subido durante los últimos 150 años a razón de 7 pulgadas por siglo, con 3 tendencias intermedias a subir y 2 períodos sin incremento como se muestra en la Figura 11. Estas características se confirman con los registros de glaciares que se muestran en la Figura 12. Si esta tendencia continua como lo hizo antes del Periodo Climático Optimo Medieval, podemos esperar que el nivel de los mares suba aproximadamente 1 pie durante los siguientes 200 años.
Como se puede ver en las Figuras 2, 11, y 12, las tendencias de acortamiento de los glaciares, y de elevación de los niveles oceánicos empezaron un siglo antes de la sextuplicación en el incremento de la utilización de hidrocarburos en los últimos 60 años, y no han cambiado durante este incremento. El uso de hidrocarburos no pudo haber causado éstas tendencias.
Durante los pasados 50 años, el CO2 atmosférico se ha incrementado en un 22%. Gran parte de este incremento de CO2 es atribuible a la sextuplicación en la utilización humana de energéticos a base de hidrocarburos, Las Figuras 2, 3, 11, 12, y 13 indican, sin embargo, que el uso humano de hidrocarburos no ha causado los incrementos de temperatura observados.
El incremento de dióxido de carbono ha tenido, sin embargo, un substancial efecto ambiental. El CO2 atmosférico fertiliza las plantas. Un CO2 más elevado facilita que las plantas crezcan más rápido y más grandes y que vivan en climas más secos. Las plantas proporcionan alimento a los animales, los cuales por lo tanto también mejoran. La extensión y diversidad de vida vegetal y animal se han incrementado substancialmente durante el último medio siglo. Las temperaturas más elevadas también han estimulado moderadamente el crecimiento de las plantas.
Habrá en nuestro futuro una catastrófica amplificación de éstas tendencias con consecuencias climáticas dañinas? No hay datos experimentales que sugieran tal cosa. No existe tampoco ninguna evidencia teórica validada experimentalmente de tal amplificación.
Las predicciones de un calentamiento global catastrófico están basadas en modelos climáticos computarizados, una rama de las ciencias que está todavía en su infancia. La evidencia empírica—mediciones reales de la temperatura y clima de la Tierra—no muestran ninguna tendencia de calentamiento causado por el hombre. De hecho, durante cuatro de las siete décadas desde 1940 cuando los niveles promedio de CO2 se incrementaron continuamente, las temperaturas promedio en los EUA estuvieron de hecho declinando. Mientras que los niveles de CO2 han aumentado substancialmente y se espera que lo continúen haciendo y sabiendo que son los humanos parcialmente responsable de esto, los efectos sobre el medio ambiente han sido benignos.
Hay, sin embargo, una peligrosa posibilidad.
Nuestra civilización industrial y tecnológica depende de una energía abundante y de bajo costo. Esta civilización ya ha traído una prosperidad sin precedentes a las gentes de las naciones más desarrolladas. Billones de personas en las naciones menos desarrolladas apenas están saliendo de la pobreza adoptando esta tecnología.
Los hidrocarburos son fuentes esenciales de energía para sostener y extender la prosperidad. Esto es especialmente cierto en las naciones subdesarrolladas, donde el capital y tecnología disponibles son insuficientes para enfrentar las necesidades crecientes de energía sin un extenso uso de combustibles a base de hidrocarburos. Si, debido a un mal entendimiento de la ciencia involucrada y a través de temores e histeria públicos mal guiados, la especie humana raciona y restringe significativamente el uso de hidrocarburos, la creciente prosperidad mundial se detendrá. El resultado sería un vasto sufrimiento humano y la pérdida de cientos de millones de vidas humanas. Más aún, la prosperidad de los paises desarrollados se vería grandemente reducida.
Incrementos ordinarios moderados y naturales en la temperatura de la Tierra han ocurrido durante los pasados dos ó tres siglos. Estos han dado como resultado algunas mejoras en el clima en general y también unos cambios en el paisaje, tales como una reducción en las longitudes de los glaciares y un aumento de vegetación en zonas frías. Cambios mucho mayores han ocurrido durante el tiempo que todas las especies de animales y plantas actuales han existido sobre la Tierra. Los tamaños relativos de población de las especies y sus distribuciones geográficas varían a medida que se adaptan a las condiciones cambiantes.
La temperatura de la Tierra continúa su proceso de fluctuación en correlación con las variaciones de los fenómenos naturales. Los humanos mientras tanto transferimos parte del Carbono en el petróleo, gas natural, y carbón subterráneos hacia la superficie y la atmósfera, donde queda disponible para convertirse en seres vivientes. Como resultado, vivimos en un exuberante medio ambiente de plantas y animales. Esto es un inesperado y maravilloso regalo de la Revolución Industrial.
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