Creo que esencialmente diferimos en dos conceptos básicos:
1. En ciencia, la carga de la prueba recae sobre el que afirma. Es decir, sobre el que intenta demostrar un fenómeno nuevo. En el supuesto caso de que yo quisiera dedicar mi vida a demostrar que la vida ET no existe (nada más lejos de la realidad; me encantaría recibir mañana en cualquier radiotelescopio una señal inteligente), no tendría que molestarme en hacer nada, simplemente en esperar a ver si los que afirman su existencia presentan o no pruebas y, en su caso, admitirlas o refutarlas. Porque si razonamos un poco, es lo más lógico. ¿Cómo se demuestra la NO existencia de algo? En este caso, habría que escudriñar hasta el último rincón del Universo. Sin embargo, para demostrar su existencia bastaría con encontrar vida "en la manzana de al lado".
2. En ciencia, lo que no está demostrado no existe. Es un axioma básico y necesario para permitir el avance del conocimiento. Habéis puesto algún ejemplo y me permito contraprogramar otro que ya puse páginas atrás:
Debe haber en algún rincón de alguna jungla perdida alguna planta, hongo o bacteria con capacidad de producir alguna sustancia de naturaleza anticancerígena, que contrarreste la expresión de la proteína p53 o alguna otra relacionada. Ahora bien, a mí mañana me detectan un tumor maligno en un órgano vital de pronóstico "feo", voy al oncólogo y le pregunto si existe cura para ese cáncer. ¿Qué me debería contestar el doctor?
a) Lo siento, no existe cura para la enfermedad que usted tiene en el estado en que se encuentra. Podemos intentar algunas terapias muy invasivas y de efectos secundarios desagradables, pero no le puedo asegurar una efectividad más allá de lo testimonial.
b) Sí, tengo la intuición de que debe haber cura para lo suyo. Piense que hay unos 15 millones de especies y solamente conocemos en torno a un 8-10% de ellas. Estoy casi seguro de que conforme avancemos en la exploración y análisis químico del mundo vegetal y bacteriano, daremos con la forma de combatir la enfermedad que usted padece.
c) Pues mire usted, no lo sé, quizás en alguna selva perdida de la Amazonía...