A medio y largo plazo, los modelos siguen mostrando una bilocación del vórtice polar, con un desalojo frío sobre Norteamérica que será persistente, favoreciendo la actividad ciclogenética en el Atlántico oeste. El jet se muestra vigoroso, con ligeras ondulaciones pero sin perder suficiente energía como para volverse meandriforme, al menos en los plazos que muestran los modelos.
Es cierto que con la formación de cada borrasca se produce un tímido ascenso de la dorsal en la parte derecha de la vaguada. Si cada vez que eso ocurre a un plazo n detenemos la dinámica atmosférica y movemos las "piezas" a nuestro antojo, podemos especular con la fusión con el anticiclón ártico y con el movimiento retrógrado de la masa de aire continental aposentada sobre Siberia (o con el desplome de aire polar).
Si en vez de hacer eso nos fijamos en lo que el propio modelo da a n+6, n+12 etc, vemos que lo que muestra es que la dorsal es nuevamente aplastada por la potente borrasca que circula en dirección este. Y vemos que esto está apoyado por la media de los ensembles, que muestran además como la masa de aire gélido continental sigue confinada en sus cuarteles de invierno siberianos.
En el entorno de nuestra península, una circulación zonal a baja latitud como la que están mostrando los modelos, no significa necesariamente la persistencia de vientos del oeste templados y húmedos y un ejemplo cercano es el invierno 2009-2010. De hecho, los modelos empiezan a mostrar la posibilidad de que bajas cerradas se refuercen al entrar en el Mediterráneo, empujando aire frío continental y produciendo lluvias y nevadas en la vertiente mediterránea, que es, en principio, el área menos favorecida pluviométricamente en una circulación zonal baja. Ahora bien, lo más probable es que esas situaciones sean transitorias (2-3 días) y que con la llegada de nuevas borrascas atlánticas se restablezca un flujo del oeste (más o menos SW o NW, según asome el anticiclón)
Esto es lo que yo, humildemente, veo en los mapas de los principales modelos. Y lo que me dicta la experiencia de situaciones anteriores vividas y la estadística meteorológica, que indica que estas situaciones suelen ser persistentes en el tiempo (1-2 semanas al menos)