Hola,
voy a colgar un artículo que creo, refleja muy bien cierto aspecto de este debate. Un aspecto muy importante que es el subjetivo; El por qué y forma de como tratamos y debatimos este tema.
David Bellamy y Bjorn Lomborg
A propósito del artículo que ha colgado Destraler, en el que se cita el escepticismo del profesor de Botánica David Bellamy (foto izquierda) que ha hecho infinidad de documentales de naturaleza para la televisión, traduzco aquí lo que escribió en julio en un períodico inglés.
Dedicado a ti Vigilant, aunque a lo mejor no le conoces, bien porque eres muy joven, bien porque tu interés siempre ha sido la física y no la naturaleza.
Profesor David Bellamy
Daily Mail, 9 de Julio de 2004
¿Calentamiento global? ¡Y una mierda!
Digan lo que digan los expertos sobre la tempestad, los rayos y los truenos de estos dos últimos días, podemos estar seguros de una cosa. Alguien, en alguna parte –y seguramente que será un científico o un ecologista– culpará del mal tiempo al calentamiento global.
Pero estará un 100% equivocado. El calentamiento global –al menos en su versión moderna de pesadilla– es un mito. Estoy seguro de ello, igual que lo están un número creciente de científicos. Pero lo que es realmente preocupante es que no lo están los políticos.
Por el contrario, tienen una inamovible fe en lo que, desgraciadamente, se ha convertido en uno de los credos centrales del movimiento ecologista. Los humanos queman combustibles fósiles, lo que expulsa cantidades cada vez mayores de dióxido de carbono –el principal de los gases llamados “invernadero”– a la atmósfera, causando que se caliente.
Dicen que esto es el calentamiento global: y yo digo “y una mierda”. Desgraciadamente, por ahora, es su opinión la que prevalece.
Como resultado de su ignorancia, la economía mundial puede estar a punto de desviar miles de millones de libras, dólares y rublos para resolver un problema que realmente no existe. Un desperdicio trágico e incalculable de recursos económicos.
Temido
Para explicar por qué creo que el calentamiento global es fundamentalmente un fenómeno natural que ha estado con nosotros durante 13.000 años y que probablemente no nos está causando ningún daño, necesitamos considerar algunos hechos básicos de la ciencia de la botánica.
Para empezar, el dióxido de carbono no es el temido gas invernadero asesino que la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro y el subsecuente Protocolo de Kioto que vino cinco años más tarde le acusan de ser. De hecho es el más importante fertilizante aéreo del mundo, y sin el no habría en absoluto plantas verdes.
Esto es porque, como cualquier escolar le dirá a usted, las plantas toman dióxido de carbono y agua y, con la ayuda de un poco de sol, los convierten en complejos compuestos de carbono –que o bien comemos, o hacemos construcciones con ellos, o simplemente admiramos– y oxígeno, lo cual ocurre para que el resto del planeta siga vivo.
Si se incrementa el dióxido de carbono en la atmósfera, incluso si se duplica, lo que se producirá es un aumento de la productividad de las plantas. Dígase que tengo un prejuicio de viejo amante de las plantas, seguirá sin parecerme qu es un gas asesino. Hurra por el calentamiento global, eso es lo que digo yo, y lo mismo hacen un montón de mis colegas científicos.
Déjenme citar una petición del Instituto Oregon de Ciencia y Medicina, que ha sido firmado por más de 18.000 científicos que se oponen totalmente al Protocolo de Kioto, que obliga a las naciones industriales más importantes del mundo a cortar su producción de gases invernadero provenientes de los combustibles fósiles.
Dicen: “Las predicciones de los efectos dañinos del incremento de gases como el dióxido de carbono son un error y no son conformes con el conocimiento experimental”.
No se puede ser más claro. Y sin embargo todavía hay personajes publicos importantes como Sir David King, el consejero científico del Gobierno de Su Majestad, que hacen absuradas declaraciones como “al final de este siglo, el único continente capaz de ser habitado será la Antártida”.
Al mismo tiempo, se ha subido al carro de los que achacan casi todo al calentamiento global, poco importa la evidencia científica. Por ejemplo, la alarma sobre el aumento del nivel del mar en la costa sur de Inglaterra y las inundaciones que le seguirán en las regiones ribereñas de los ríos. Según Sir David, el calentamiento global es el culpable.
Pero no lo es en absoluto. Es debido a la mala gestión de las cuencas, a la construcción en lluras de inundación y al hecho incostestable de que todo el sur de Inglaterra se está hundiendo gradualmente bajo las olas.
Y este hundimiento no tiene nada que ver con la subida del nivel del mar causado por el deshielo. Por el contrario, es puramente debido a un plegamiento natural de la corteza terrestre, que sólo se evitaría si de nuevo se colocara sobre Escocia el enorme casquete de hielo del pasado clima glacial.
Ah, las edades de hielo… esos cambios masivos del clima global de los que ecologistas no gustan de hablar porque prueban la evidencia de que el cambio climático es un fenómeno enteramente natural.
Fue hacia el final de la última edad de hielo, hace unos 13.000 años, cuando el proceso de calentamiento global indudablemente comenzó.
No porque toda la gente aquella de la Edad de Piedra se pusieran a asar mamuts en fogatas de combustibles fósiles sino por una cosa llamada los “Ciclos de Milankovitch”, un hecho totalmente natural de la vida del planeta que depende de la inclinación del eje de la Tierra y de su órbita alrededor del Sol.
Derretido
Los glaciares se derritieron, el casquete de hielo se retiró y el hombre de la Edad de Piedra pudo comenzar otra vez a cazar. Pero un par de milenios más tarde, de nuevo se enfrió el tiempo y todo el mundo se dirigió hacia el sur. Luego se calentó tanto que el agua del deshielo rellenó el Canal de la Mancha y nos convertimos en una isla.
La verdad es que el clima ha estado jugando al yo-yo desde entonces. Mientras que en el tiempo de los romanos era suficientemente cálido como para producir vino en York, luego, con el Rey Canuto tuvo que cavar en la turba para calentar a la gente. Y luego comenzó de nuevo a calentarse otra vez.
Para arriba y para abajo –así es cómo la temperatura y el clima– se han comportado siempre en el pasado y no hay pruebas de que no esté haciendo lo mismo hoy. En otras palabras, el cambio climático es un fenómeno enteramente natural, que no tiene nada que ver con la quema de combustibles fósiles.
De hecho, un reciente artículo cientifico, titulado nada seductoramente “Concentraciones de dioxido de carbono atmosférico en la terminación de la última glaciación” lo probaba.
Mostraba que los incrementos de la temperatura son responsables de los incrementos de los niveles de dióxido de carbono, no lo contrario.
Ignorado
Pero esta clase de evidencia es ignorada, tanto para aquellos que creen que el protocolo de Kioto es parte del evangelio ecologista o bien por aquellos que tras 25 años de duro trabajo no pueden reconocer que las bases de la ciencia eran equivocadas.
La verdad es que el principal gas invernadero –el que tiene el efecto más directo en la temperatura terrestre– es el vapor de agua, un 99 % del cual es enteramente natural.
Si todo el vapor de agua fuera removido de la atmósfera, la temperatura caería 33 ºC.
Aunque ya no estaríamos aquí, porque ya no habría plantas verdes, ni animales herbívoros de granja ni comida para alimentarnos.
Si firmasemos el Protocolo de Kioto gastaríamos un montón de dinero en un problema que no existe –dinero que se podía usar de otras mejores maneras: combatir el hambre del mundo, proveer de agua potable, desarrollar fuentes de energía alternativa, mejorar nuestro medio ambiente, crear empleos.
La relación entre la quema de combustibles fósiles y el calentamiento global es un mito. Ya es hora de que los líderes mundiales, los consejeros cintíficos y muchos grupos de presión ecologistas despierten a esta realidad.
http://www.junkscience.com/july04/Daily_Mail-Bellamy.htm