http://www.expansion.com/edicion/expansion/economia_y_politica/sociedad_y_culturTodavía persisten en la memoria –y en la economía de muchos países– los efectos que tuvo el fenómeno de El Niño en 1997 y 1998, cuya intensidad le valió la clasificación de Mega Niño, y los científicos advierten de que ya se han creado las condiciones favorables para que, entre los meses de noviembre a enero, se produzca un Niño moderado.
“En Indonesia ya se están empezando a notar los efectos de la sequía, y en Perú y Ecuador ya ha comenzado a llover”, señala José Luis Camacho, director del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen), en Guayaquil (Ecuador).
Pocos países escapan a este fenómeno: unos sufren directamente sus efectos meteorológicos (sequía en zonas del Pacífico Oriental e intensas lluvias en regiones del Pacífico Occidental) y casi todos ven alterados sus intereses económicos.
Las condiciones meteorológicas tienen una importante repercusión sobre la economía internacional, y el sector de la energía es uno de los más afectados. Así, durante los años 1997 y 1998 Colombia sufrió una fuerte sequía como consecuencia de El Niño, lo que provocó unas pérdidas de 307 millones de dólares al tener que producir electricidad en centrales termoeléctricas, debido a que los embalses de las centrales hidroeléctricas no tenían suficiente agua.
La información elaborada por el NOAA (National Oceanic and Atmosferic Administration) el pasado día 9 apuntaba que “los efectos típicos de El Niño se desarrollarán en Norteamérica durante el invierno. Las temperaturas serán más cálidas de lo habitual en el Oeste y Centro de Canadá; habrá más humedad de lo normal en Florida, y sequía en el Valle de Ohio y en el Noroeste del Pacífico”. De estos datos se puede deducir un invierno no muy frío y, por tanto, un menor consumo de energía para calefacción.
La agricultura acusa el impacto directo de las condiciones meteorológicas, aunque algunos países han aprendido a adaptar sus cultivos a las nuevas condiciones. Un modelo de adaptación es Perú, donde El Niño inunda terrenos formando lagos artificiales que se aprovechan para criar algunas especies de peces; además, los cultivos habituales se sustituyen por la plantación de árboles.
Y en Australia, donde este fenómeno meteorológico provoca intensas sequías, los agricultores disponen de información actualizada que les permite amoldar sus cultivos a la escasez de agua y adoptar medidas para prevenir incendios.
Buena educación
José Luis Camacho destaca que “los efectos varían en función de cómo estén preparados los diferentes países. En los más desfavorecidos, las pérdidas materiales son menores, pero aumentan las muertes y las enfermedades”. La experiencia extraída de otros desastres meteorológicos permite desarrollar planes de emergencia.
“El Ciifen se inauguró en 2003 a instancias de la ONU, con el apoyo de la Organización Meteorológica Mundial y la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres, para hacer frente al fenómeno de El Niño. Una de nuestras misiones es ofrecer información a la población de los países afectados para que pueda protegerse”.
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